viernes, 24 de febrero de 2012

Propuesta de alto voltaje

Ramiro Guzmán Arteaga

La hidroeléctrica de Urrá ha ocasionado el mayor daño ambiental y social en la historia de Colombia y no ha habido poder humano capaz de evitarlo. Y lo grave es que  las pocas utilidades que produce no se quedan en el departamento porque el Gobierno nacional es su dueño con el 99.38% de capital lo que hace que las ganancias se vayan para otros departamentos. Eso de que Urrá era un “proyecto multipropósito” fue un engaño que nos metieron por cuanto se demostró que su único propósito es generar y vender energía, y el costo del servicio que pagamos en Córdoba es más costoso que el de otros departamentos.

Ahora el Gobierno nacional proyecta vender Urrá y está construyendo, a través de Gecelca, dos gigantescas termoeléctricas en Puerto Libertador. Esto significa que Córdoba se constituye en un nodo estratégico de generación y conexión eléctrica desde donde se exportará energía para Centroamérica, con excelentes dividendos financieros para la Nación.

Por esto se requiere que Córdoba despierte de su letargo de falsa y equivocada grandeza y exija que se generen utilidades para el departamento, lo cual es posible –como lo propone el Consultor y experto en asuntos energéticos, Rafael Melo Páez- mediante la creación de una empresa energética en el departamento que maneje a  Urrá y las Termoeléctricas de Puerto Libertador para que las utilidades  se reinviertan en el interés común. Una iniciativa no solo razonable sino posible.

viernes, 17 de febrero de 2012

Curramba toda es una fiesta

Ramiro Guzmán Arteaga

Por estos días Barranquilla tiene una arraigada vanidad cultural de la cual se siente sobradamente orgullosa. Vive un ambiente infinitamente Caribe. Su carnaval es la fiesta más original del país. Empezando porque se necesita tener un coraje a toda prueba para meterse en un disfraz de monocuco, marimonda, garabato, o congo, y bailar durante horas a más de treinta grados bajo el sol.
Es un carnaval en donde  sus habitantes tienen una particular forma de expresar las emociones a través de una filosofía muy Caribe: la “mamadera de gallo”, que es –como diría García Márquez- entrarle a las cosas más serias y fastidiosas sin solemnidad y sin formalismos.
Pero por encima de todo, el carnaval es una clara demostración de convivencia. Parece que por estos días de Guacherna, Batalla de Flores, Gran Parada y festival de Orquestas, las diferencias sociales se olvidan, como si todos fueran en el mismo paseo. Las mujeres con sus polleras de vientos encontrados y hombres que les siguen el paso al son de la cumbia. En lo emocional es una  prueba de que como seres humanos podemos vivir en compañía de los demás.
 De modo que Barranquilla con su carnaval nos confirma que las fiestas populares son un recurso válido para construir identidad e incidir en forma positiva en la sociedad. Por eso la ciudad se vuelve más más humana y creadora, como si todos en la vida tuvieran el mismo derecho, lo cual nos enseña a ser menos bárbaros.