jueves, 26 de septiembre de 2013

Santos y la literatura de mojiganga


Ramiro Guzmán Arteaga
Mario Vargas Llosa dio en el clavo cuando en su ensayo ‘La civilización del espectáculo’ señala que hoy los libros frívolos y cargados de banalidades amenazan seriamente la verdadera cultura y literatura, es decir, a la que es fruto del trabajo silencioso del intelectual y  resistentes al tiempo y a la crítica. El Premio Nobel de Literatura (2010) se refiere a esos libros light que invaden los supermercados donde comparten espacio con revistas dedicadas al escándalo y la chismografía, libros que en los noticieros de televisión comparten los últimos minutos con modelos, libros cuyos lanzamientos se hacen en los clubes de la rancia sociedad santafereña, a la que asisten ex presidentes y reinas, libros que al poco tiempo no los lee nadie y son olvidados para siempre; en fin, libros flojos, que son flor de un día, que mueren sin impactar positivamente en la sociedad. Un ejemplo de esta literatura de mojiganga lo acaba de dar el ex vicepresidente Francisco Santos al lanzar su libro “Rebelde con causa”. ¡Qué lejos está Francisco Santos de ser un rebelde con causa! ‘Por mucho que quieran, las gallinas, jamás alcanzarán las alturas de las águilas’. El ex vicepresidente busca hacerse ver como un político e intelectual, cuando solo logra el efecto contrario: dejarse ver como un político demagogo y un autoproclamado y exhibicionista intelectual de poses y escándalos populacheros, cargado de chistes y chismes flojos. El libro de Santos es una pésima mezcla de cultura, política y poder, es por eso que Vargas Llosa considera que ‘la mala política corrompe y degrada la cultura’, y por lo que la gente piensa que la política es una actividad vil y despreciable. Y para colmos el prólogo del libro de Santos es escrito por un ex presidente de cuyo nombre no quiero acordarme.