viernes, 10 de mayo de 2013

El país de los gobiernos mentirosos


Ramiro Guzmán Arteaga
En desarrollo del conflicto con Nicaragua, derivado del fallo de la Haya,  el Presidente asegura que los habitantes de San Andrés quedarán (socialmente) mejor de lo que estaban antes del fallo. A eso le llamo “demagogia racional”, porque esas expresiones, con aparente sentido lógico, no pasan de ser un discurso, pues los días demostrarán que en nada cambiará la situación social de la población de San Andrés.
En esa misma línea, el Gobernador de Córdoba dice que ha declarado una “lucha frontal contra la pobreza extrema”. Una frase lapidaria.  Al parecer el mandatario no tiene ni idea de lo que es el origen de la pobreza; sin embargo, no oculta su satisfacción y hasta se mejora de un malestar que lo aqueja físicamente al enterarse de la noticia según la cual lidera las encuestas de favorabilidad del Centro Nacional de Consultoría. Lo que dicen esas consultas pueda que mejoren de su dolasma al gobernador, pero carecen de una utilidad social real.
También escucho al Alcalde de Montería “preocupado” porque, según cifras del Dane, en la ciudad hay 14 mil niños trabajando. Por eso hace un llamado a los empresarios “para que nuestros niños estén en el colegio y no en las calles trabajando, y para que tengan responsabilidad social”. Frase desgastada. El alcalde debe saber, como en efecto presumo que lo sabe, que termina su periodo y los niños siguen en la calle trabajando porque sus padres también sobreviven del rebusque y, además, los empresarios cordobeses nunca han sabido nada de responsabilidad social.
No le creo al presidente, al gobernador ni al alcalde porque no justifican  socialmente lo que dicen; además, sus expresiones están cargadas de irresponsabilidad porque carecen de fundamentación y van en dirección distinta a  la realidad.

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