jueves, 5 de diciembre de 2013

El muro de la infamia


 
Ramiro Guzmán Arteaga
La pregunta que cualquier persona se puede hacer es ¿dónde está la frontera entre lo que el alcalde de Montería Carlos Eduardo Correa Escaf hace bien y lo que hace mal? Difícil saberlo en esta ciudad que se deja impresionar por lo artificioso, por las apariencias; donde la pavimentación de las calles no deja ver la pobreza, el desempleo ni la inseguridad; donde se pavimentan calles sin construir alcantarillado, donde se construye ‘una ciudad para que tengamos carros, pero todavía andamos descalzos’; en fin, donde todo lo feo y podrido se esconde debajo del tapete, una ciudad que no pasa de ser, desde la perspectiva de la ‘planeación’ del alcalde,  una “tumba blanqueada”.
Otra obra sin planeación la constituye ese muro que mandó a construir a lo largo de la orilla del río Sinú, con el pretexto de proteger la Ronda del Sinú de las crecientes del río. Un verdadero esperpento, un elefante blanco, un muro de la infamia, porque  no está priorizado dentro del Plan de Acción de la CVS ni de la Unidad Nacional de gestión de Riesgos, entidad que le dio el aval e hizo los millonarios desembolsos. La misma CVS conceptúa que el muro ocasionará un problema adicional al río por el sobrepeso que representa para la ribera u orilla. Tampoco protegerá la ronda de las crecientes por filtración de humedad porque, de todas maneras, el agua penetrará por el puerto de los planchones. Actualmente la obra se encuentra suspendida por la CVS que también  tiene una investigación abierta contra el municipio, el contratista y contra la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo. Sin embargo, este es el mejor alcalde del país. ¿Cuál será el peor? Por eso hay que evitar que el gobierno piense por nosotros, para que no nos crea tontos.

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