viernes, 8 de noviembre de 2013

VERDAD MAS ALLA DEL PERDÓN


Ramiro Guzmán Arteaga
En forma volátil y con un sentimiento cargado más de tecnicismo que con sentido humano, hace hoy una semana, el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso reconoció y pidió perdón a las familias de las víctimas de los crímenes cometidos por orden suya en la Universidad de Córdoba. Sin embargo, entre las familias  que acudieron al Centro de Convenciones de Montería lo que se percibió fue un silencio con  sensación a desconcierto y un sentimiento de dolor e impotencia por cuanto fue un acto etéreo e insustancial en el que simplemente se mostró un video -con un daño técnico incluido- con el mensaje del perdón, lo que para muchos  fue una habilidosa forma de ‘escurrir el bulto’, como se dice popularmente.
Lo que los familiares esperaban era una presentación en vivo y en directo, en la que el ex jefe paramilitar les dijera la verdad sobre sus muertos, sus tierras, sus desaparecidos.
De modo que no se trata entonces solo de pedir perdón sino que el Estado  defienda la dignidad de las familias mediante la búsqueda permanente de la verdad, como un derecho legítimo  y para que la historia no se repita. Por supuesto que el perdón tiene validez, pero requiere, además del reconocimiento de la falta, que no queden rastros de impunidad y que se haga justicia.  Además, compensación en dinero y devolución o restitución de tierras.
 Según se infiere de lo informado por Al día, los ex jefes paramilitares aún le deben muchas explicaciones al departamento  y a la comunidad académica de la universidad, entre ellas la responsabilidad que en ese contexto criminal tuvo el Estado y en tal caso los miembros del Alma Mater. No puede haber ‘vuelta de página’, porque además, el Estado colombiano no solo ha roto la confianza de los ciudadanos para saber todo cuanto ocurrió, sino que nos ha engañado permanentemente.

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