viernes, 8 de junio de 2012

Periodistas y conflicto armado

Ramiro Guzmán Arteaga
La captura del periodista francés Roméo Langlois por las Farc abrió el debate sobre si es lícito y ético que los periodistas porten prendas de uso exclusivo de las Fuerzas Militares o de cualquiera de las partes en conflicto. Es una discusión que hay que darla, no como el cumplimiento de una condición para que las Farc liberen al comunicador, ni tampoco para que quienes participamos en el debate seamos considerados subversivos por la contraparte, sino porque es saludable y válido.
De acuerdo al Protocolo de Ginebra, los civiles, incluidos los periodistas, no deben portar prendas ni insignias de ninguna de las partes en conflicto, por cuanto estas son acciones  que afecten negativamente su estado de civiles o periodistas, a punto que se convierten en objetivo militar de la contraparte.
Quienes hemos ido a zonas de alto riesgo en helicóptero de las Fuerzas Militares debemos comprender que, en ese momento, no solo nos convertimos en  objetivo de la guerrilla, sino que comprometemos la independencia y la verdad, razón fundamental de la ética periodística.
Entonces, si bien la captura de Langlois nos lleva a exigir su liberación, también nos debe conducir a reflexionar –con sentido autocrítico- sobre la actitud de los periodistas frente a las fuentes de información llámense Fuerzas Militares o guerrilla.  Y es claro que los periodistas debemos guardar distancia con ambas, lo demás es un acto de irresponsabilidad.

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