viernes, 30 de noviembre de 2012

Diputados, Chantaje y demagogia

Ramiro Guzmán Arteaga

Sin desconocer a muchos diputados que han pasado por la Asamblea y que hacen parte de nuestra historia y están merecidamente sentados en su gloria, en el imaginario popular existe el concepto de que la Asamblea Departamental de Córdoba no es más que un espacio para el entretenimiento  de una clase política corrupta e inútil, de la cual hacen parte algunos diputados con perfiles delictivos cuando no caricaturescos y ridículos. Y es posible que esa imagen negativa se mantenga hasta que a algún diputado honesto se le ocurra cumplir en forma responsable con sus funciones constitucionales.
Sin embargo, parece que de las 14 funciones que le otorga la Constitución a las asambleas, a los diputados de Córdoba solo les interesa la de autorizar al gobernador para que haga contrataciones, porque lo demás no pasa de ser una novela de radioteatro.
Ya el Gobernador dejó evidenciado esta semana que algunos diputados pretendieron chantajearlo con exigirle prebendas a cambio de autorizarle el manejo de recursos que por 599 mil millones de pesos se deberán ejecutar en el 2013; sin embargo,  tampoco el Gobernador puede caer en la demagogia del discurso de tono alto, en el sentido de no dejarse chantajear ni subyugar, para abusar del poder con el argumento – también demagógico- de que representa los intereses del pueblo.
Es evidente que las asambleas departamentales tienen responsabilidades constitucionales importantes como la de ejercer un control político y administrativo de los gobernadores, en ese sentido son un instrumento válido de la democracia, pero el ejemplo que en la historia reciente de Córdoba han dado los diputados y los gobernadores nos obligan a mirar hacia quienes piensan que estas no son más que un nido de corrupción con una función estéril e inútil.

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