jueves, 22 de noviembre de 2012

Más allá de la guerra y la paz.

Ramiro Guzmán Arteaga
La paz, entendida en este caso como la conciliación y convivencia pacífica con la guerrilla, es algo que supera los propósitos finales de los actuales acercamientos entre el Gobierno y las Farc, porque, por demás,  hay que desmitificar la creencia de que el problema del país es la guerrilla, cuando ese es solo uno. Más allá de la confrontación armada están las desigualdades sociales, el problema de la tierra, el narcotráfico, la corrupción, lo ambiental. Son esos problemas los que debe afrontar y solucionar el Estado Colombiano si se quiere alcanzar una verdadera paz estable y duradera, porque esos son, al fin y al cabo, el origen del conflicto armado.
El tema de la paz no es exclusivo de la guerrilla y del gobierno. El cese al fuego será solo parte del proceso. Lo que se logre en los diálogos es solo un paso, porque la paz de Colombia no depende solo de quiénes se sienten a dialogar sino logar, además, que en esos diálogos se vean representados todos los sectores que son mucho más que los actuales representantes del gobierno y a quienes las Farc designen.
 
Capítulo especial merece lo ambiental porque, aunque para muchos parezca una exageración, la presencia de la guerrilla en las selvas colombiana frenaba la desmedida venta de los recursos naturales del país a las potencias que ven  en Colombia un país biodiverso y rico en recursos minerales y naturales, recursos que también la guerra destruyó en medio siglo de confrontación en las selvas. Por eso, mucho más allá de los acuerdos que se logren, de ver a “Pablo Catatumbo” abrazarse con el General Jorge Enrique Mora, está el país entero.

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