sábado, 30 de julio de 2011

Happy Lora

Por: Ramiro Guzmán Arteaga

A propósito de mi columna de la semana pasada alguien me preguntó cuál sería mi propuesta para reemplazar el  “Monumento a la Ganadería” que irremediablemente impondrá el alcalde a la entrada de Montería.  Pienso que los monumentos deben responder al racionalismo, a las emociones y a los sentimientos como componente cultural de los ciudadanos y los pueblos, pero nunca al impulso de una persona, por muy gobernante que sea.
En éste caso qué podríamos responder cuándo se nos pregunte ¿qué simboliza esa vaca a la entrada de la ciudad? Quienes han magnificado la ganadería dirán que representa nuestra riqueza, sin pensar que la biodiversidad es la riqueza más importante del planeta y que a Córdoba le sobra.
Por eso, si de una consulta se trata, como debió haberse hecho para escoger el monumento, mi voto sería por la biodiversidad o por Miguel Happy Lora. Él representa nuestro modo de querer y sentir la vida, el estado de ánimo, la alegría y amabilidad del monteriano. “Happy saluda sonriendo hasta a quien no conoce”, me dijo una alumna. En Bogotá y el resto del país nos saludan así: “Ajá ¿y El Happy qué?”. Además, nos internacionalizó con el sombrero vueltiao.
Para construir identidad Barranquilla le erigió  una estatua a Shakira y a Estercita Forero, los Samarios a “El Pibe”, los paisas a Juanes. Aquí homenajearán inmerecidamente a los ganaderos. ¡Qué vergüenza! Una vaca podrá ser impuesta en la entrada de Montería pero no estará nunca en el Salón de la Fama, ni en el corazón de los monterianos, como sí lo está Miguel “Happy” Lora.

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