Se celebró ayer el Primero de Mayo y preocupa que seguimos escuchando el mismo libreto relamido de hace 40 años por parte de algunos dirigentes sindicales y de izquierda. La globalización Neoliberal les tomó ventaja y los dejó como pieza de museo. Se acomodaron en sus puestos y no están en condiciones de influir en el cambio social que el país exige. No respondieron a los retos de la historia porque a muchos los asesinaron, es cierto, pero los que recogieron sus banderas están ahora ambiciosos de poder perpetuo.
El pueblo no les cree porque se siente tan utilizado por ellos como por los políticos corruptos de los partidos tradicionales. En la guerrilla reinsertada, que parecía una opción de vida, sus dirigentes hoy sólo defienden una causa: la de ellos. En las ONGs de la izquierda desmovilizada y no desmovilizada como: Nuevo Arco Iris, Cultura Democrática, Corpadec, Viva la Ciudadanía, Indepaz entre otras, al igual que en sus sindicatos, la USO, Fecode, la “dedocracia” les ha permitido perpetuarse en los cargos de dirección, al mejor estilo politiquero. León Valencia, Antonio López, Antonio Sanguino, Álvaro Villarraga y Camilo González Poso, son apenas algunos casos. Aquí, en Ademacor y Aspu, hace rato algo huele mal, sus dirigentes hicieron alianzas sospechosas con políticos desprestigiados y hasta con sus peores enemigos.
No estamos contra el sindicalismo, ¡ni más bastara!, pero sí de las prácticas ortodoxas y corruptas de sus dirigentes. Preocupa que de tanto odiar a los corruptos y gamonales, de tanto combatirlos, sindicalistas y ex guerrilleros, hayan terminado siendo iguales o peores que ellos.
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