viernes, 7 de diciembre de 2012

Al corazón de los hinchas


Ramiro Guzmán Arteaga

Hay quienes apenas se visten con la camiseta de su equipo de futbol favorito quedan  automáticamente transformados en otra persona. Por eso pienso que, ahora que estamos a las puestas de definir un nuevo título del futbol colombiano, es saludable reflexionar sobre la forma en que asumimos el ser  hinchas o  fanáticos de un equipo de futbol.
Confieso que soy un pésimo comentarista de futbol, pero ello no me impide considerar  que cuando un hincha defiende a su equipo en forma compulsiva pierde el sentido de la realidad porque sólo ve un juego: el de su equipo. Y, al no apreciar el partido en su conjunto, se niega la posibilidad de disfrutar el espectáculo.
Pero un fanático es también una persona insegura porque no es capaz de asumir una actitud crítica frente a su equipo, pues siempre lo justifica así pierda en forma franca; en ocasiones el mismo técnico y los jugadores reconocen que jugaron mal mientras el fanático se niegan esa realidad. Creo que se necesita ser un hincha valiente para reconocer que su equipo comete errores, que está dentro de las posibilidades que pierda, que jugó mal porque equivocó la estrategia, porque carece de individualidades o una dinámica de conjunto.
El profesor Oswaldo Fonseca Mendoza me dijo algo magistral y que lo resume todo: “El fanatismo,cualquiera que sea, religioso o deportivo, crea una conciencia falsa porque  adormece la capacidad de razocinio”. El fanático ve virtudes donde solo hay errores, no es autocrítico y por tanto pierde la capacidad de análisis. Sin embargo, en cotra de su propia voluntad, los días o el final del partido le demuestran que no siempre se tiene la razón, aunque él tampoco lo quiera reconocer y viva engañado el resto de la vida.


viernes, 30 de noviembre de 2012

Diputados, Chantaje y demagogia

Ramiro Guzmán Arteaga

Sin desconocer a muchos diputados que han pasado por la Asamblea y que hacen parte de nuestra historia y están merecidamente sentados en su gloria, en el imaginario popular existe el concepto de que la Asamblea Departamental de Córdoba no es más que un espacio para el entretenimiento  de una clase política corrupta e inútil, de la cual hacen parte algunos diputados con perfiles delictivos cuando no caricaturescos y ridículos. Y es posible que esa imagen negativa se mantenga hasta que a algún diputado honesto se le ocurra cumplir en forma responsable con sus funciones constitucionales.
Sin embargo, parece que de las 14 funciones que le otorga la Constitución a las asambleas, a los diputados de Córdoba solo les interesa la de autorizar al gobernador para que haga contrataciones, porque lo demás no pasa de ser una novela de radioteatro.
Ya el Gobernador dejó evidenciado esta semana que algunos diputados pretendieron chantajearlo con exigirle prebendas a cambio de autorizarle el manejo de recursos que por 599 mil millones de pesos se deberán ejecutar en el 2013; sin embargo,  tampoco el Gobernador puede caer en la demagogia del discurso de tono alto, en el sentido de no dejarse chantajear ni subyugar, para abusar del poder con el argumento – también demagógico- de que representa los intereses del pueblo.
Es evidente que las asambleas departamentales tienen responsabilidades constitucionales importantes como la de ejercer un control político y administrativo de los gobernadores, en ese sentido son un instrumento válido de la democracia, pero el ejemplo que en la historia reciente de Córdoba han dado los diputados y los gobernadores nos obligan a mirar hacia quienes piensan que estas no son más que un nido de corrupción con una función estéril e inútil.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Parking Day a la Monteriana

Ramiro Guzmán Arteaga
Señor conductor, si usted hoy pretende parquear su vehículo en el poquitico espacio que la suerte de esta ciudad en desorden  le permite pero no puede porque su lugar de parqueo ha sido ocupado por un grupo de artistas, arquitectos o  ciudadanos comunes que juegan dominó o que leen el periódico sentados en taburetes, no se desespere, no les pite, ni mucho menos les miente la madre para que se quiten , sencillamente sonríales, porque ellos estarán celebrando el Día del Espacio Público (Parking Day). Este es un día que se celebra en varias ciudades del mundo para protestar en contra del espacio exagerado que los gobiernos le dan a los vehículos en detrimento del hombre de la calle. Un día en que los peatones recuperan el espacio que los carros le han robado y lo convierten en un lugar para estar,  compartir y disfrutar.
En Montería este día es bienvenido por  varias razones. Porque el  gobierno municipal se ha empeñado en darle más importancia a los carros que a los ciudadanos,  porque se construyen andenes pero no se crean espacios públicos ni zonas verdes que den sombra para generar convivencia,  porque al gobierno solo le interesa tirar pavimento sin tener en cuenta al ser humano, porque en el Centro de Montería se destruye el pasado histórico representado en la vieja arquitectura;  en fin, porque aquí – como lo he dicho en varias ocasiones- el desarrollo tienen sangre de verdugo, pues el gobierno no tiene en cuenta el bienestar ni el espacio social para sus habitantes. Por eso no se enoje si hoy en su sitio de parqueo encuentra a una pareja de enamorados que hablan cogidos de la mano o que se besan recostados en sus bicicletas,  sencillamente sonríales.

Campanada de alerta al Ministro de Vivienda


Ramiro Guzmán Arteaga
El Ministro de Vivienda Germán Vargas Llera firma hoy en Montería el contrato para la construcción de las primeras 4 mil viviendas que serán entregadas a las familias pobres como parte del proyecto de “Vivienda de Interés Prioritario”  del Presidente Santos. Las viviendas las construirán las constructoras Bolívar,  Confuturo y Cemex, en un lote ubicado en la vía a Guateque.
Sin embargo, se hace necesario precisar que por ley uno de los  lotes no puede ser urbanizado porque “hace parte fundamental del patrimonio natural de Montería y de Córdoba.” Así se lo hizo saber la Corporación Autónoma de los Valles del Sinú y San Jorge, CVS, al alcalde de Montería Carlos Eduardo Correa, en razón de que el predio está ubicado en zona de influencia del cerro Sierra Chiquita y por encontrarse cerca de varios humedales que caracterizan los ecosistemas propios de los valles del Río Sinú.
Otro ingrediente igual de grave es que el lote se encontraría en una zona de alto riesgo de inundaciones y además las casas que allí se construyan podrían presentar con el tiempo serio agrietamiento, poniendo en peligro la vida de quienes las habiten. Y, cómo si fuera poco, el Plan de Ordenamiento Territorial de Montería (POT), concertado con la CVS, no permite construir en esa zona de influencia. Y los POT no pueden ser cambiados por capricho del consejo ni del alcalde, aunque este sí fue modificado a las volandas.
 De todo esto se infiere que aún faltan muchas cosas por aclararle a la opinión pública, entre otras, los términos en que fue concebido el contrato que hoy se firma entre el gobierno y los contratistas privados. Ministro, estamos a tiempo de evitar una catástrofe en todas las direcciones.

 

Jardín con olor a politiquería

Ramiro Guzmán Arteaga

Me llega de la alcaldía de Montería una de esas noticias que resultan atractivas no tanto por los buenos anuncios como por el fuerte olor a demagogia. El gobierno municipal anuncia un jardín botánico y un zoológico para Montería. Es la cuarta vez que se hace semejante anuncio. Primero fue la CVS quién confirmó un jardín botánico en Sierra Chiquita, luego la Universidad de Córdoba, y posteriormente el alcalde Marcos Daniel Pineda García aseguró que se haría a la salida de Planeta Rica. Ahora el alcalde Carlos Eduardo Correa asegura que “Montería se convertirá en la primera ciudad de la costa en tener un Jardín Botánico y Zoológico en el mismo lugar”.

Después de consultar al director científico del Jardín Botánico de Medellín, el científico cordobés Álvaro Cogollo Pacheco, se puede advertir que, si bien la idea del jardín es buena, el proyecto debe socializarse, generar diálogo, para que no quede reducido a un proyecto sin fundamentación científica.

Álvaro Cogollo me confirma que de los pocos Jardines Botánicos y zoológicos que existen en Colombia, operados por el sector oficial, ninguno ha podido sostenerse y han terminado siendo nidos de burócratas. En el caso de los Jardines Botánicos, “estos no son solo para mirar flores, pues deben ser verdaderos laboratorios vivientes; y los zoológicos, tal como existen en nuestro medio, no deberían replicarse, deben replantearse, pues es mejor ver a los animales en sus hábitat, en áreas de reserva natural, y no deprimidos en una jaula”.

De modo que decir, como lo asegura además el alcalde Carlos Eduardo Correa, que el proyecto se ejecutaría a partir del año 2013, sin pensar en lo que esto significa, en cuanto a la sostenibilidad, es dar en el blanco de la irresponsabilidad y la politiquería.

Un trato humillante e inhumano

Ramiro Guzmán Arteaga

No me cabe la menor duda de que la reunión que tuvieron los ganadero miembros de la recién fundada Asociación de Ganaderos de Toros Bravos (Asotoros), el viernes 26 de octubre, en la “Ganadería GP” (Guillermo Preciado), en el corregimiento de Los Gómez, tuvo un resultado estruendosamente  inhumano y humillante para los manteros, muleteros y banderilleros de las fiestas en corralejas.
Luego de exaltar las virtudes de quienes exponen sus vidas para divertirlos y llenarlos de “gloria”, a ellos y a sus toros, los ganaderos aprobaron pagarle a las cuadrillas de lidiadores, compuesta por diez personas, entre manteros, muleteros y banderilleros, la suma de $500 mil por cuadrilla, para las corralejas de primera categoría; $300 mil para las de segunda y $100 mil para las de tercera categoría, por los cinco días de fiestas.
En letra menuda esto quiere decir que a un  mantero o banderillero en las corralejas de Cotorra, Ciénaga de Oro o San Pelayo (Primera Categoría) los ganaderos le pagarán 50 mil pesos durante los cinco días, es decir, $ 10 mil pesos diarios; y, prívense, a ese mismo mantero o banderillero los ganaderos le pagarán en las fiestas de Ayapel, Buenavista y Momil (Segunda categoría)  la suma de $30 mil pesos durante los cinco días, es decir, $ 6 mil pesos diarios; y en las fiestas de Carrizal y Las Guamas (tercera categoría) les pagarán la suma de $10 mil, es decir  $2 mil pesos diarios.
Saquen cuenta, mientras tanto, un ganadero –uno solo- se gana por cada toro lidiado un millón de pesos, es decir, en una tarde se gana $ 30 millones, por los 30 toros que suelta. Un trato así no solo es inhumano, sino humillante y miserable.

 

Urrá S.A, ‘Mentiras verdaderas’

Ramiro Guzmán Arteaga

Las rectificaciones y réplicas a las que nos tiene acostumbrado Urrá S.A son tan fantasiosas  que ya se caen por su propio peso. La empresa se ha empecinado  en querernos hacer creíble lo increíble. Niega que con la construcción de la hidroeléctrica se haya acabado el bocachico en el río Sinú, asegura que la especie, junto con el bagre, la lizeta y la charúa, se siguen reproduciendo por toneladas (Al día 17 Oct, 2012).
Aunque suene a humor negro, le pregunto a los directivos de Urrá S.A: ¿A qué hora se despertaron de ese sueño fantástico y paradisiaco?, porque creo que no hay una sola persona en las riveras del Sinú que confirme semejantes mentiras.
Urrá S.A asegura que ha liberado más de 50 millones de alevinos de bocachico. ¡Por Dios! Y ¿dónde están los resultados? La empresa también ha desempolvado un estudio del Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (INPA) según el cual la producción pesquera  en el Sinú, en el período 1997-2003,  fue de 1.613 toneladas  de pescado. Habría que ver con qué peso los pesaron.
Pero hay otro ingrediente no menos grave y es que la Universidad de Córdoba –según  la empresa- adelanta estudios desde 1998 que aseguran que el bocachico está repoblando el Sinú.
Tan grave es que Urrá S.A mienta como que la Universidad de Córdoba, a través de “estudios científicos”, sirva de soporte a semejantes mentiras, pues nadie que se sepa, en la cuenca del Sinú, 14 años después, ha visto el resultado de esa reproducción.  Los científicos pueden equivocarse, y el reconocimiento de sus errores los hace ser mejores seres humanos, lo que es imperdonable es que mientan a nombre de la ciencia y en beneficio de una empresa mentirosa.

 

La arquitectura que a nadie le importa

Ramiro Guzmán Arteaga

Nadie parece acordarse de las viejas casas frescas ubicadas sobre la Avenida Primera de Montería. Nadie parece acordarse de las puertas cerradas, y abiertas a partir de las cinco de la tarde. De haber visto las mecedoras de mimbre en las terrazas de cemento fresco. Ni las ventanas en las que la gente se asomaba de cuerpo entero. Nada queda de las casas encaladas en los bosques de naranjos de mediados del siglo XIX.
A nadie le importa si alguien vende, compra y destruye las antiguas casas de los Lacharme (Cl 27 Cra 1°) o la de los Kerguelen (Cl 27 Cra 2), la de los Caicedo (Cl 26 Cra 1), la de los Pineda o Berrocal; ni el conjunto patrimonial que va desde la calle 24 hasta la 27 con segunda. En fin, a nadie le interesa si destruyen todo lo que sobrevive de la arquitectura neoclásica de inicios del siglo XX o de las que representa la llegada del modernismo a finales de los 60.
Esas casas y edificaciones, que son las representaciones patrimoniales de cada época, están sucumbiendo ante una civilización que tiene sangre de verdugo, porque en Montería  no ha habido quien gestione ante el Ministerio de Cultura la declaratoria de “Bien de Interés Cultural” de al menos algunas de esas edificaciones.
La arquitectura en Montería parece haber perdido el rumbo porque estamos frente a una modernidad mal  entendida, en donde predomina el interés privado sobre el cultural y colectivo. Hoy solo quedan algunas casas antiguas con los entrepisos deteriorados. La huella histórica de la ciudad está desapareciendo, mientras  la intervención de los últimos gobiernos para evitarlo ha sido desafortunada, pues parece no importarles si se destruye nuestro pasado histórico, ni la sabiduría de quienes nos precedieron.

 

 

Urrá S.A, 20 años mintiendo y deteriorando el ambiente

Ramiro Guzmán Arteaga
Quienes nos anticipamos a la catástrofe ambiental y social de la hidroeléctrica de Urrá sobre el valle del Sinú, quienes desde el periodismo registramos una a una la confirmación de esos impactos negativos, quienes seguimos convencidos de que la hidroeléctrica no debió construirse y que las consecuencias a futuro serán cada vez más catastróficas y devastadoras, no solo sobre el valle del Sinú sino sobre el planeta, estamos convencidos de que no hay una sola razón para celebrar los 20 años de la empresa Urrá S.A.
Hoy 20 años después los resultados son devastadores. Urrá S.A le mintió y engañó a los cordobeses y al país. La hidroeléctrica desapareció la especie bocachico y muchas otras del río Sinú, sepultó para siempre especies naturales únicas en el planeta, erosionó las riberas, ocasionó la penetración de la cuña salina. Ha contribuido al calentamiento global. El Sinú dejó de ser el río que más aportaba riquezas biológicas al mar, y está matando al valle más fértil del mundo. En lo social expulsó a indígenas y colonos, se estima que 14 asesinatos de Embera Katios guardan relación con su rechazo al proyecto; cuarenta mil familias de pescadores quedaron en la ruina, muchas de las nuevas generaciones de pescadores tuvieron que vincularse a grupos ilegales y algunos han sido asesinados; se ha demostrado que las hidroeléctricas contribuyen al calentamiento global y Urrá no es la excepción. Además, Urrá S.A engañó a los cordobeses con la promesa de la energía barata.
Por eso y muchos otros impactos presentes y futuros es que resulta no solo absurdo sino ridículo pensar en celebrar 20 años de Urrá S.A. Y son estas mismas razones por las que el proyecto Urrá II sería nefasto.

 

De eso bueno no dan tanto


Ramiro Guzmán Arteaga
Regalar casas a los pobres, como lo confirmó el presidente Santos, es típico de los gobiernos limosneros. En Montería, casi todos los presidentes o gobernantes han adelantado programas de vivienda sin que con ello se haya superado la pobreza ni organizado urbanísticamente la ciudad.
Por eso, se requiere que estos proyectos estén articulados a otros, como el de un trabajo digno, permanente, auto sostenible, y a una educación de calidad. Todo esto dentro de un Plan de Ordenamiento Territorial que  incluya un desarrollo armónico desde lo social, ambiental y urbanístico.
Lo que se requiere es que a los pobres se les  mire como seres humanos a los que hay que vincular productivamente y dignamente a la sociedad y no como personas a quienes hay que regalarles para ayudarles a sobrevivir el resto de la vida.
 En Montería muchas familias han sido reubicadas desde invasiones hacia sectores urbanizados, y, una vez el Gobierno les entrega las escrituras, los beneficiarios venden o arriendan las viviendas y se van a vivir a otra parte, generándose así un problema de hacinamiento.
Los pobres, los que verdaderamente lo son (no los avivatos), lo hacen porque no tienen trabajo y en ocasiones ni para comer; para pagar los servicios públicos, transporte y deudas. Además, se adjudican viviendas en sectores que carecen de equipamiento urbano colectivo, como centros de salud, colegios, puestos de policía.
De modo que, regalar vivienda a los pobres, sin educarlos ni crearles condiciones para auto sostenerse laboralmente, y sin planeación urbana ni ambiental, no es más que ayudarlos a sobrevivir para que sigan siendo pobres el resto de sus vidas en una ciudad que, como Montería, crece  algarete, y no se sabe hacia dónde va social ni urbanísticamente.

Más allá de la guerra y la paz.

Ramiro Guzmán Arteaga
La paz, entendida en este caso como la conciliación y convivencia pacífica con la guerrilla, es algo que supera los propósitos finales de los actuales acercamientos entre el Gobierno y las Farc, porque, por demás,  hay que desmitificar la creencia de que el problema del país es la guerrilla, cuando ese es solo uno. Más allá de la confrontación armada están las desigualdades sociales, el problema de la tierra, el narcotráfico, la corrupción, lo ambiental. Son esos problemas los que debe afrontar y solucionar el Estado Colombiano si se quiere alcanzar una verdadera paz estable y duradera, porque esos son, al fin y al cabo, el origen del conflicto armado.
El tema de la paz no es exclusivo de la guerrilla y del gobierno. El cese al fuego será solo parte del proceso. Lo que se logre en los diálogos es solo un paso, porque la paz de Colombia no depende solo de quiénes se sienten a dialogar sino logar, además, que en esos diálogos se vean representados todos los sectores que son mucho más que los actuales representantes del gobierno y a quienes las Farc designen.
 
Capítulo especial merece lo ambiental porque, aunque para muchos parezca una exageración, la presencia de la guerrilla en las selvas colombiana frenaba la desmedida venta de los recursos naturales del país a las potencias que ven  en Colombia un país biodiverso y rico en recursos minerales y naturales, recursos que también la guerra destruyó en medio siglo de confrontación en las selvas. Por eso, mucho más allá de los acuerdos que se logren, de ver a “Pablo Catatumbo” abrazarse con el General Jorge Enrique Mora, está el país entero.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Un rector para la Unicordoba

Ramiro Guzmán Arteaga
Se necesita un rector para la Universidad de Córdoba. Perfil: honesto, genuino, autentico, trasparente, que no represente a la clase política corrupta de Córdoba ni a delincuentes de cualquier pelambre. Que muestre interés por la academia, la ciencia, la tecnología y la investigación. Que haga de la universidad una institución coherente con el contexto social, ambiental y cultural de Córdoba y el Caribe.
Más que un gerente debe ser un académico, que gerencie y administre sí, pero conocimiento científico al servicio de la sociedad y no de intereses políticos individuales; un rector que llegue a conclusiones y tome decisiones sin ser patriarcalmente impositivo; en fin, un demócrata, un humanista, casado con la ciencia, el saber y la verdad; sin sesgos políticos ni ideológicos, que reconozca el pluralismo y el derecho de las minorías en la toma de decisiones; pero, sin permitir que esas minorías, de cualquier sector, directivos, sindicatos, gremios, etc. pretendan utilizar su autentico derecho, en la toma de decisiones, para entorpecer la marcha de la institución.
Pero dudo que ese rector exista, porque las universidades del país no forman personas con ese perfil. En Colombia los profesionales ingresan a las universidades en busca de un título, que los certifique para insertarse en la sociedad en busca de una oportunidad económica que les permita sobrevivir, y no para construir conocimiento en beneficio de la sociedad. Aquí se preparan a los profesionales no para transformarse y transformar sino para ocupar cargos administrativos y burocráticos, para quitar a quienes “no son de los nuestros” y satisfacer así a sus padrinos políticos. Ahora comprendo por qué se han inscrito tantos aspirantes a la rectoría y por qué la educación es un negocio rentable.

 

domingo, 2 de septiembre de 2012

El Camajón, el árbol que vio crecer a Montería

Por. Ramiro Guzmán Arteaga
Periodista y docente Universidad del Sinú

El palo de camajón amaneció en el suelo el jueves. Se desplomó en medio de una tempestad que desencajó, voló techos y derribó paredes. Los monterianos estaba tan compenetrada con el viejo palo de camajón que desde ya empezaron a escribir su historia. Saben que es una huella histórica más que se borra de la ciudad. Saben que aquí en Montería la civilización tiene sangre de verdugo. Y por eso quieren hacer del recuerdo de este viejo árbol una marca indeleble en el tiempo. Un mito. Una leyenda.
Cada monteriano tiene su propio recuerdo alrededor del viejo palo de camajón. Es como si el árbol continuara generando sentimientos de unidad y convivencia ciudadana hasta mucho más allá de su muerte.
Las voces se escuchan por todas partes. ¡Cómo! ¡Eso tengo que verlo! Exclamó doña Olga Morales cuando  Rafaél Enrique, un amigo de la familia,  le fue a tocar la puerta de su casa para avisarle, en medio de un torrencial aguacero, que el árbol se había desplomado. Eran las 11:30 de la noche del miércoles y llovía a cantaros, con fuertes brizas, sobre la ciudad.
 “El vendaval zumbaba y amenazaba con borrarlo todo, pero así me vine para acá”, recuerda ahora doña Olga, mujer con una inmensa capacidad de trabajo, quien  hace diez años vende comida popular y chicha de maíz helada en un kiosco con techumbre de zinc al pie de lo que aún queda del árbol.
Contrario a la interpretación general, hay quienes afirman que la muerte del Camajón obedece, no solo a que estuviera viejo y agotado, sino también a las malas energías de quienes pretendían tumbarlo porque lo consideraban un impedimento para el desarrollo urbanístico de la ciudad.
“Mire compa –dice doña Olga-  la naturaleza es jodida, ese camajón se suicidó, se desplomó aprovechando el vendaval del miércoles porque sabía que la intensión del gobierno era quitarlo de allí porque estorbaba para pavimentar el sector.”
Pero también hay voces que aseguran que evidentemente el árbol entró en un proceso de agotamiento y deterioro originado por su vejez y falta de mantenimiento. Que se pudrió en medio de la gloria del tiempo. Isabel Pérez piensa que “a todos nos va a hacer falta, pero todo tiene su tiempo y el del viejo camajón ya se cumplió, un poco forzado pero cumplió su ciclo”.
También durante los últimos años se tejieron historias fantásticas alrededor del árbol, como la de José León, un viejo que por muchos años vivió en un cuartucho improvisado contiguo al kiosco de doña Olga, donde vivía rodeado de gatos y perros, que cambió el oficio de sastre por el de la zapatería y el de arreglar guitarras,  y de quien se llegó a decir que era poseedor de una fortuna que había enterrado en los alrededores del árbol. Tan pronto como murió, el 28 de octubre del 2011, no faltaron quienes levantaran los pliegos amarillentos y fétidos donde dormía para comprobar que todo era mentira.

Lo cierto es que la única que se apiadó en los momentos difíciles del viejo León fue doña Olga, quien le daba de comer, “como a un pajarito”. Tiempo después ella fue objeto de los señalamientos de la gente y hasta de la misma prensa. “De mi se dijo y se escribieron todo tipo de barbaridades, que yo aquí vendía marihuana y bazuco y que utilizaba el cuartucho del viejo León para hacer contactos con prostitutas, y hasta mostraron una foto en la que yo aparecía con una minifalda, lo cual fue todo un montaje fotográfico”, recuerda hoy doña Olga.
Símbolo de identidad
Durante muchos años el camajón fue un punto de referencia y el sitio de encuentro de más de ochenta mil familias del sur de Montería. Alrededor del árbol la gente interactuaba, dialogaban, se encontraban y hacían amistades.
 “Monteriano que se respete se citó con su novia o con su amante en el Camajón”, recuerda hoy Ricardo Guzmán, quien por mucho tiempo vivió por el sector que del antiguo Hospital San Jerónimo conducía al Camajón.
Para el profesor e investigador cultural William Fortich Díaz, quién vivió muchos años en La Granja, también los árboles, los ríos y las montañas pueden convertirse en geo símbolos. Recuerda que “la ruta de buses que me servía era la de El Camajón, que era la que pasaba por la calle 24. La otra ruta era la del Hospital. Definitivamente la muerte de un río, como la de un árbol duelen”.
Johnny Peña, nieto de Pacho Peña, uno de los comerciantes más tradicionales y emblemáticos de Montería, comenta que “con la muerte del camajón se nos fue parte de la historia de nuestro pueblo, de nuestra ciudad, también un gran referente y ubicador geográfico local, por eso comparto el sentimiento de pesadumbre de los monterianos”.
El Arquitecto y profesor Luis Carlos Raciny Alemán, magister en planeación urbana y regional, considera que sitios tradicionales y populares como el árbol de camajón se constituyen en las ciudades en recursos fundamentales para construir identidad, para modelar actitudes e incidir de manera positiva en la vida de la sociedad.
Las cuentas de su edad
Nadie que se sepa ha podido precisar la edad del camajón, pero se hacen cálculos. El profesor e investigador social Víctor Negrete Barrera recuerda que en Montería se empezaron a producido las primeras invasiones de tierra y una de estas originó la creación del barrio 14 de julio (1959). “Era la época de grandes movimientos mundiales y en las que el magma popular estaba en plena ebullición”.
Por esa época nadie le había vuelto a calcular la edad al camajón. Hacía muchísimo tiempo ya existía, desde cuando se creó, a inicios de la década del 60, el populoso barrio La Granja, al que el ingenio popular bautizó inicialmente como “Cagajunto”, debido a la cantidad de letrinas y casas colindantes en tan poco espacio.
El lote de 44 hectáreas, en los que se encontraba inicialmente la Granja Experimental de Montería, y desde donde –según el médico veterinario Carlos Crismatt Mouthon- se dio a conocer por primera vez el ganado romosinuano y los burros catalanes, fue cedido, por iniciativa del alcalde y escritor Rafael Yances Pinedo, al Instituto de Crédito Territorial.
Por ese entonces la edad del camajón se estimaba en cincuenta  y cinco años, por lo que actualmente se le calculaban entre ciento doce y ciento veinte años, es decir, el árbol habría estado allí desde 1892, cuando Montería era apenas una provincia de algo más de seis mil habitantes, con escasamente once avenidas y cinco calles que más bien eran callejones que se extendían hacia todas partes y en donde apenas empezaban a circular los primeros billetes.
Por eso, desde cuando el sector era una inmensa finca conocida como La Granja y el árbol nació espontáneamente hasta ahora que ha muerto, glorificado en su propia grandeza,  se le calculan entre 112 y 120 años.
Los más optimistas aseguran que el Camajón, aunque no había nacido cuando el aterrador paso del comenta, sí sobrevivió a la epidemia del cólera morbo, a las inundaciones diluvianas del Sinú y al vendaval de la noche de San Bartolomé.
Al lado del Camajón fueron formándose otros barrios. Después de La Granja  vinieron el Plan Número 5 que hoy se conoce como el barrio P-5, casi seguido de El Prado, de donde surge “Todo Sucio”, llamado así por la sabiduría popular ante la cantidad de casuchas improvisadas con techos de telas. Y siempre el punto de orientación para los habitantes de todas estas comunidades era el Camajón.
Hoy Montería tiene sobradas razones para extrañar este emblemático árbol que ahora está ahí despedazado con motosierra y que la gente se ha ido llevando poco a poco como recuerdo de un pedazo de su historia.  Y no es para menos, porque ayer las grietas de esos troncos que yacen allí sobre el piso de tierra manaban un líquido, una especie de aceite ambarino, como el de la sangre que el sol seca y borraba para siempre.

viernes, 24 de agosto de 2012

Cerro Matoso, renegociar con dignidad

Ramiro Guzmán Arteaga

El Premio Nobel de Economía  2001 Joseph E. Stiglitz  debe haber recibido en su casa de Indiana la noticia sobre el proceso de renovación de la concesión de Cerro Matoso, pues en su artículo: “De la maldición a la bendición de los recursos naturales” (El Espectador agosto 19 de 2012), nos hace unos formidables planteamientos para tener en cuenta a la hora de negociar con empresas extranjeras.
Es evidente que los gobernantes en Colombia jamás han hecho buenas negociaciones con las empresas privadas multinacionales, entre otras porque siempre hay intereses personales que priman sobre los intereses colectivos. Negociar no es malo, pero hay que hacerlo con dignidad, haciendo respetar las riquezas de los recursos naturales que son del pueblo colombiano; además, las ganancias se deben reinvertir en el país para generar riqueza social y no para alimentar la corrupción y enriquecer a los poderosos, como actualmente se hace.
En Colombia, más que el gobierno, que todo lo regala al capital privado extranjero, es la sociedad la que debe comprender que todos somos dueño de los recursos naturales.
Negociar sí, pero ¿cómo? Stiglitz nos enseña, por ejemplo, que aún con el “pataleo” de las multinacionales la negociación debe imponer un impuesto a las ganancias extraordinarias, es decir, garantizar que, en caso de que los precios (del níquel en este caso) se disparen, las ganancias extraordinarias no beneficien únicamente a la empresa BHP Billiton sino al país. Cuando se procede así las multinacionales se enfurecen y amenazan con irse pero al final se quedan, de modo que “una renegociación justa puede ser la base de una mejor relación a largo plazo”. No podemos seguir siendo dependientes ni económicamente ni mentalmente del capital extranjero.

viernes, 17 de agosto de 2012

Un merecido Premio para Diana


Ramiro Guzmán Arteaga
La estudiante de Comunicación Social de la Universidad del Sinú Diana Prieto Jiménez acaba de ganar el Premio de Periodismo “Energía para crecer”, en la categoría Medios Digitales, convocado por la multinacional Gas Natural Unión Fenosa.
Diana obtiene, de hecho, un reconocimiento especial  que le permite en medio de su juventud hacerse con propiedad a un merecido espacio en el mundo de la multimedia. Si algo me agrada del premio es el espacio que me brinda de poder hablar públicamente de la personalidad de esta joven estudiante de periodismo; por eso, este logro es el reconocimiento a su brillante trayectoria como estudiante, caracterizada por su disciplina, responsabilidad, alegría y sencillez.
Desde que llegó a la universidad, acompañada de su eterna sonrisa, con la que se pone a tono con la cultura costeña, ha vivido  siempre inmersa en los vericuetos del mundo digital, en la fotografía, en el diseño grafico, el periodismo, lo que además le ha permitido ganar el reconocimiento de sus compañeros y docentes, en Colombia y en el exterior.
El trabajo “Energía legal, hogares seguros”, con el cual ganó el primer puesto, es una demostración de que la comunicación y el periodismo son pilares fundamentales para  la solución de problemas sociales, para  generar diálogo entre las comunidades y las instituciones, es decir, para la transformación ciudadana, es comprometer el periodismo con el desarrollo social, un aporte a lo que se conoce como sociedad de la información.
Ahora Diana se prepara para recibir su grado de comunicadora social, que le permitirá aprovechar las oportunidades que la profesión ofrece para construir un mejor país. Creo que es lo más exacto que podemos decir de Diana, aparte de felicitarla.

viernes, 10 de agosto de 2012

La bola de barro y el Bosón de Hinggs


Ramiro Guzmán Arteaga
El anuncio esta semana del hallazgo de una nueva especie de homínido en África, que marca los primeros momentos de la evolución humana, sumado al descubrimiento del Bosón de Higgs, que confirma el comienzo del universo,  tiene con los pelos de punta a los anti evolucionistas, pues una vez más queda demostrado que el origen del universo y el hombre no fue tan fácil como soplar y hacer botella.
Sin embargo, a quienes les conviene que erróneamente se le haya dado el nombre de “Partícula de Dios”, al “Bosón de Higgs”, es a los “creyentes-evolucionistas”, quienes ahora tratan de conciliar la ciencia con la fe, pues tienen otro argumento para decir que esa partícula, también la hizo un ser superior.
Ya la misma Iglesia reconoce a regañadientes la evolución de la vida y el universo, el mismo Papa Benedicto XVI ha invitado a poner a Dios en la raíz del progreso científico para evitar “resultados inquietantes”, es decir, la Iglesia se acomoda a lo que un día condenó.
Por eso tiene razón Peter Higgs, el físico brillante y firmemente ateo, para molestarse con el nombre dado a su partícula  pues hablar de “Partícula de Dios” es darles la oportunidad a los  “creyentes-evolucionistas” de solucionar de un solo plumazo y sin método científico el problema del origen de la vida y el universo.
 De todas maneras se está avanzando pues los científicos ya no son quemados en la hoguera  con la bendición de la Iglesia, y se reconoce que el hombre proviene de una especie que evolucionó y no del soplo de una bola de barro como fantásticamente  se nos enseñó  en la Historia Sagrada.  

viernes, 3 de agosto de 2012

Elogio a la pobreza y al deporte

Ramiro Guzmán Arteaga

El drama que viven los deportistas colombianos que obtienen medallas en los juegos olímpicos de Inglaterra los hace dignos del rodaje de una película al mejor estilo de Ingmar Bergman. Lo digo porque seria interesante convertir en obras maestras del cine la sucesión de conflictos y sacrificios que rodean la vida de los deportistas que han logrado llegar al pódium.
Mientras deportistas de otros países son profesionales en distintas disciplinas del conocimiento, o estudiantes que disponen de profesores que les programan sus clases con las prácticas deportivas,  los nuestro llegan al deporte acosados por la pobreza.
Oscar Figueroa, medalla de plata, debió salir desplazado con su mamá de Zaragoza (Antioquia) hacia Cartago (Valle) en busca de mejor vida; Rigoberto Urán, medalla de plata, heredó el oficio de vendedor de lotería y chance,  luego que asesinaran a su padre en una calle de Urrao (Antioquia); en Jamundí (Valle del Cauca) Yuri Alvear, medalla de bronce, iba de casa en casa vendiendo empanadas mientras su mamá se dedicaba a lavar ropa ajena y su papá a la albañilería.
Si así es y ganan, qué tal si este fuera un país sin violencia y sin tanta pobreza en donde el deporte no fuera una posibilidad de salir de la miseria sino lo que debe ser: una ciencia cuya actividad enaltece al cuerpo humano y genera convivencia y fortalece los sentimientos de unidad hacia la nación. Hoy, cuando se han colgado las medallas, los deportistas colombianos, hijos de la miseria y el abandono, merecen el reconocimiento del pueblo del que emergieron. No están solos, aunque ahora deben sobrevivir a la retórica desmedida de los elogios del gobierno y los políticos hipócritas.


viernes, 6 de julio de 2012

La Prensa en la picota publica

Ramiro Guzmán Arteaga
Personas preocupadas se preguntan qué pasa con el periodismo en Córdoba que de un tiempo para acá se ha visto salpicado por serios cuestionamientos éticos y profesionales y además se escuchan a los periodistas hablar mal el uno del otro.
Pienso que el problema es ético y de plata. El poder económico y político ha contaminado a sectores de la prensa comprándola a cambio de mentirle a la opinión pública y de paso ha convertido las relaciones entre los periodistas en un campo de batalla.  La prensa necesita de la publicidad para sostenerse, eso no es problema,  lo grave son los periodistas que negocian la verdad o el silencio a cambio de dinero.
Conozco medios y periodistas que son amigos o se declaran en oposición al poder económico y político de acuerdo a sus conveniencias. He visto a periodistas hacer filas para recibir dinero, como he visto engavetar ediciones de periódicos, a punto de entrar a la rotativa, para desbaratar la verdad y cambiarla por mentiras.
Desde hace algún tiempo ha trascendido a la opinión pública información sobre una presunta nómina paralela, invisible, de fachada y “testaferrato”, con la que desde la Gobernación de Córdoba se le pagaba a un puñado de periodistas los favores del elogio, la alabanza y el silencio. Los tenían comprados. Es una preocupación tal vez incierta pero valida que debería aclararse desde el mismo Gobierno y desde el estudio de la reputación y la ética periodística.

viernes, 29 de junio de 2012

Un lugar digno para el porro

Ramiro Guzmán Arteaga
Habrá que decir, quizás con un poco de humor, que el Festival del Porro que anoche se inició en San Pelayo es lo más parecido a ese objeto viejo que adorna la casa pero que nadie le ha dado el valor ni encontrado el sitio digno que se merece.

Esta circunstancia se deriva del mismo trato que desde hacen 36 años le han dado los organizadores del festival a los músicos de las bandas participantes.

No será por el empeño que le ponen  los organizadores que los 735 músicos que en promedio llegan todos los años al festival, desde varios rincones del país, no tengan un sitio digno donde dormir, que tengan que hacerlo aguantando lluvia, mosquito y calor en el pretil o rincón de un colegio prestado, que tengan que cocinar ellos mismos sus alimentos; ni  tengan  donde bañarse ni hacer sus necesidades fisiológicas. Y al final solo se le de a cada músico 111mil pesos. Y no será por esa misma gracia que los organizadores no se preocupen por el destino de las obras ganadoras que finalmente quedan rodando en el olvido. O que los músicos tengan que mendigar para grabarlas.

Al lado de todo esto habrán muchas otras cosas que los organizadores no han querido resolver, por lo que habrá que recomendarles, con un poco de humor que se asocie con la desgracia, lo mismo que me dijo un trompetista: “mire compa lo único que queremos por lo pronto es que nos den un lugar digno donde dormir, comer y cagar”, que es lo mínimo que se merece un ser humano.


Se cayeron las vacas sagradas

Ramiro Guzmán Arteaga
Finalmente la naturaleza nos hizo ayer el favor, a los Monterianos y cordobeses, de borrarnos para siempre de la memoria histórica de la ciudad gran parte del esperpento de monumento que inmerecidamente le erigió el alcalde Marco Daniel Pineda García al gremio ganadero de Córdoba.
En horas de la mañana, cuando la mayoría de la ciudad viaja en los buses de servicio urbano o buscaba donde guarecerse,  un torrencial aguacero con vientos huracanados arrancó de cuajo la estructura de latón oxidado que hace parte del monumento a la ganadería ubicado a la entrada de la ciudad.
Es sin duda lo mejor que le ha podido acontecer a Montería, una ciudad donde predomina lo impositivo, patriarcal y feudal, donde los gobernantes borran toda huella histórica y arquitectónica y a cambio le levantan monumentos de reconocimiento justo a quienes menos se lo merecen.
Este, como lo dije en anteriores columnas, no solo era un monumento inmerecido sino feo y caro. Ojala y allí se levante una obra de arte que verdaderamente nos represente; que simbolice nuestra  cultura e  idiosincrasia,  por ejemplo a la biodiversidad, al río Sinú -hoy herido de muerte por la hidroeléctrica de Urrá-,  a María Varilla, al Sombrero Vueltiao, al porro o a Happy Lora. Tengo la sensación que, en medio de esta alegría pública que a muchos nos embarga, no faltaran quienes estén llorando como una plañidera de alquiler por la caída de semejante adefesio.

viernes, 8 de junio de 2012

"El Mejor alcalde"

Ramiro Guzmán Arteaga

El alcalde de Montería Carlos Eduardo Correa es, según el Centro Nacional de Consultoría (CNC) y el noticiero CM&, el mandatario con mejor imagen positiva del país. Alguien debe aclarar qué es eso de “imagen positiva”, porque los medios de comunicación utilizan esa expresión como una herramienta para ganar audiencia, lo cual no dista mucho de la  farándula.  
Para enfrentar estas frágiles consultas de favorabilidad hay que decir que la imagen positiva de un alcalde, entendida esta –ahora sí – como el reconocimiento popular de lo que hace por su comunidad, se mide es por el bienestar de sus habitantes, las necesidades básicas satisfechas, la generación de empleo, la felicidad y la convivencia que suscite entre los ciudadanos. Es esto lo que genera una tabla de valores para hacerse a tan máxima distinción.
Y no creo que el alcalde -ni este ni el anterior- haya hecho algo para superar el alto índice de pobreza, el  desempleo, la inseguridad, la recuperación del espacio publico, que es muchísimo más que construir andenes; ni tampoco que haya hecho de Montería una ciudad rica en convivencia y amor colectivo. Por eso, hacernos creer que Correa es el alcalde con la mejor “imagen positiva”, es una fantasía sin fundamento. Una mentira. No hay que engañar al alcalde. Por demás, él no necesita de estos maquillajes del CNC pues está  sentado  en su gloria desde que nació, lo tiene todo, no necesita nada. El jodido es el ciudadano de a pie.


Mi recuerdo de Raúl

Ramiro Guzmán Arteaga
Nadie que haya conocido al poeta Raúl Gómez Jattin quedó a salvo de compararlo públicamente con un loco. Esa fue la primera impresión que tuve cuando por primera vez lo vi llegar al Zaiza, un restaurante de propiedad de mis padres, ubicado en la calle 32, con carreras segunda y tercera, de Montería.
 Me asusté cuando lo vi entrar con su estatura descomunal, sus ojos  desorbitados, como los de un gavilán, su barba montaraz y su paso de elefante. Parecía querer desafiar y al mismo tiempo abrazar el universo; miró alrededor, saludó a algunos de los clientes que lo identificaron, pidió un bistec que finalmente destrozó con sus propias manos y lo engulló a pedazos. Luego subió una de sus piernas en una silla y, con un ademán de querer tocar una guitarra invisible, empezó a cantar: “Todo pasa y todo queda//  pero lo nuestro es pasar// pasar haciendo caminos//caminos sobre la mar”. Entonces nos habló de Joan Manuel Serrat y de Machado.
Confieso que cuando lo vi, enredado en los vericuetos de su mundo fantástico, también pensé que era loco. De eso hace alrededor de 30 años, la semana pasada el poeta cumplió 15 años de muerto. Hoy sé  que Raúl Gómez Jattin no era un hombre despreciable ni loco, como muchos creíamos. Reconozco que me equivoqué. Raúl es algo más que eso: el último poeta de la Generación Perdida, de los que duermen en cualquier pretil, un Dios de la poesía en el valle del Sinú. Y eso es lo que verdaderamente importa.

José Elías

Ramiro Guzmán Arteaga 

Recibí una llamada de un amigo quien con voz discreta y mesurada me informó de la muerte de José Elías Gomezcasserez, uno de los más grandes visionarios, intelectuales, revolucionarios y académicos que haya tenido Córdoba y el país en la década del 70, cuando el magma popular estaba en plena ebullición mundial.
José Elías era un filántropo, una especie de Pablo Neruda, en el que confluían el alma del poeta y el revolucionario de izquierda, en cuya alma no anidaba el sectarismo ni el odio que caracterizaba a los revolucionarios de la época de la guerra fría. Admirado por los marxistas leninistas, los trotskistas e izquierdistas “mamertos”, pero también –paradójicamente- por la derecha liberal y el conservatismo laureanista.
Perteneciente a una familia de intelectuales, José Elías era un filósofo, un lector incansable que nos dejó a sus amigos un saludo memorable, una frase de encanto: “¿qué estás leyendo?”, nos preguntaba con voz clerical. Visionó ante los radicales del PC (M-L) y sus propios compañeros del MIR, movimiento en el que militaba, que años después pasó a ser el MIR-Patria Libre, que la revolución armada no triunfaría en Colombia. La historia le dio la razón.
José Elías Gomezcasserez murió en Cartagena, en silencio, en el olvido, bohemio, como murió el poeta Raúl Gómez Jattin. Sus compañeros del Colegió Nacional José María Córdoba, llevábamos años sin saber de él, hasta ahora que escuchamos las campanas de su muerte.

Periodistas y conflicto armado

Ramiro Guzmán Arteaga
La captura del periodista francés Roméo Langlois por las Farc abrió el debate sobre si es lícito y ético que los periodistas porten prendas de uso exclusivo de las Fuerzas Militares o de cualquiera de las partes en conflicto. Es una discusión que hay que darla, no como el cumplimiento de una condición para que las Farc liberen al comunicador, ni tampoco para que quienes participamos en el debate seamos considerados subversivos por la contraparte, sino porque es saludable y válido.
De acuerdo al Protocolo de Ginebra, los civiles, incluidos los periodistas, no deben portar prendas ni insignias de ninguna de las partes en conflicto, por cuanto estas son acciones  que afecten negativamente su estado de civiles o periodistas, a punto que se convierten en objetivo militar de la contraparte.
Quienes hemos ido a zonas de alto riesgo en helicóptero de las Fuerzas Militares debemos comprender que, en ese momento, no solo nos convertimos en  objetivo de la guerrilla, sino que comprometemos la independencia y la verdad, razón fundamental de la ética periodística.
Entonces, si bien la captura de Langlois nos lleva a exigir su liberación, también nos debe conducir a reflexionar –con sentido autocrítico- sobre la actitud de los periodistas frente a las fuentes de información llámense Fuerzas Militares o guerrilla.  Y es claro que los periodistas debemos guardar distancia con ambas, lo demás es un acto de irresponsabilidad.

sábado, 21 de abril de 2012

El sabor de la Cumbre

           

Ramiro Guzmán Arteaga
La Cumbre de las Américas dejó claro que el gobierno de los Estados Unidos debe bajar el tono y modelar actitudes frente a los países Latinoamericanos y del Caribe; Además, que  en el continente se percibe una profunda transformación social, y que la imagen de Colombia pasa por su mejor momento internacional, pero el hombre de la calle y la vida cotidiana siguen en las mismas.
El hecho de que no haya habido un consenso alrededor de una declaración conjunta que incluyeran los temas gruesos como la participación de Cuba en las próximas cumbres y la soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas, no solo evitó que fuera una cumbre aburrida, sino que demuestra que los países latinoamericanos ya no se dejan imponer la agenda de los EE.UU. También quedó evidenciado que la lucha contra el narcotráfico, enmarcado en un sistema policivo y represivo, ha fracasado y se hace necesario pensar en nuevas posibilidades, incluida la legalización de la droga.
A pesar de que EE.UU haya impedido llegar a un consenso sobre el tema de Cuba, la mayoría de los países tienen claro que ésta debe asistir con todos sus derechos a la próxima cumbre y que las Malvinas son argentinas. En cuanto a Colombia, el país está en proceso de cambio, hay un Presidente sustancialmente bueno, pero la realidad demuestra que el sistema colapsó y seguimos frente a una realidad económica, política, ambiental y cultural que requiere de un nuevo modelo social.

La cultura de la fe

Ramiro Guzmán Arteaga

Del alcalde de Cereté, Francisco Padilla Petro, se dicen muchas cosas positivas entre las que se cuentan el haberse puesto al día con los trabajadores del municipio, el haber girado los recursos a la personería, el haber asumido la vocería de los algodoneros ante el gobierno nacional, y ahora está que se la juega por rescatar el Hospital San Diego.
Pero también se cuenta su particular forma de gobernar, excluyente, sin tener en cuenta las minorías y, tan dramático, que raya con lo populachero. Además, ha tomado decisiones como las de prohibir el Festival Nacional de la Cumbiamba, que tenía como soporte cultural los conjuntos de Pitos y Tambores; y de paso se ha llevado por el medio el Reinado Popular y Cultural del Algodón; el Festival del Bollo Dulce del corregimiento de Martínez; el Festival y Reinado Campesino de Rabolargo.
El alcalde se ha olvidado de transformar reflexivamente la cultura popular a punto que ha afectado comunidades como las del barrio Venus, cuna de gaiteros y del encuentro de gaitas, donde los colegios, las fundaciones y corporaciones practicaban al son de pitos y tambores.
Al parecer en todo esto hay un asomo de querer imponer una cultura religiosa, lo cual  es preocupante si se da con una peligrosa mezcla de política. De modo que pretender imponer su propia cultura puede conducir al alcalde  hacia el fanatismo político, religioso y cultural, al peor estilo del fundamentalismo islámico.

viernes, 30 de marzo de 2012

La Inteligencia de Salud Hernández

Ramiro Guzmán Arteaga
En una afirmación que demuestra que en Colombia existe una cultura que pretende hacer creer que hay gente más inteligente que otras, la columnista Salud Hernández Mora afirmó (El Tiempo 10 marzo de 2012) que los cordobeses y sucreños “carecemos de materia gris”, es decir, somos brutos.
Pensar que en una región del país puede haber gente con  mayor o menor inteligencia que en otra no es más que alimentar la insaciable voracidad de quienes consideran que la inteligencia es exclusiva de algunos seres humanos. Desconozco el instrumento empleado por Salud Hernández para medir la inteligencia de un pueblo, pero lo dicho por ella me hace evocar la época en que Hitler inició su cacería contra los judíos argumentando su discurso con aspectos que coinciden con la "falta de materia gris".
En Córdoba y Sucre, al igual que en Bogotá, hay personas que han aportado a la grandeza de Colombia en el campo científico, cultural y deportivo. De modo que se me ponen los pelos de punta y me lleno de escalofrío al pensar que si juicios como los de Salud hicieran parte de la forma de pensar de quienes aspiran gobernar este país, se terminaría por proponer un modelo de patria exclusiva para “gente supremamente inteligente”. Y me aterra pensar  que para Salud Hernández  tal vez sea una lástima el fracaso del proyecto paramilitar de “refundar la patria” y con ello la posibilidad de llevar a cabo esa  extraordinaria dimensión de locura.  

viernes, 16 de marzo de 2012

Una afirmación peligrosa

Ramiro Guzmán Arteaga
Llama la atención que durante una conferencia presentada en la Universidad del Sinú el asesor de la Asociación de Productores para el Desarrollo Comunitario de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, Asprocig, Juan José López, haya señalado que no existen estudios sistémicos que demuestren el impacto del calentamiento global en  Córdoba.
No cabe la menor duda de que el calentamiento global como proceso natural y antrópico está causando efectos devastadores en Córdoba y en todos los rincones del planeta, Urrá contribuye al calentamiento global y el calentamiento global impacta sobre éste. Es un proceso correlacional. El aumento de la temperatura, la pérdida de la biodiversidad, la salinización del Sinú, el aumento del nivel del mar y las crecientes súbitas del río, son impactos  asociados a una responsabilidad compartida.
Tratar de excluir a alguno de estas dos variables de la degradación del planeta no es solo metafísico, anti dialéctico, sino que le quita responsabilidad a la hidroeléctrica de Urrá y a las hidroeléctricas del mundo, las cuales producen anualmente 110 millones de toneladas de CH4 (gas metano) que junto con el CO2   (dióxido de carbono) son los gases mas peligros del efecto invernadero y por tanto del calentamiento global. Además se desconocería la investigación científica que durante años ha realizado el filósofo y ambientalista Paul Sánchez Puche y de la cual se ha dado testimonio en distintos medios.


viernes, 9 de marzo de 2012

El drama de los periodistas de Córdoba

Ramiro Guzmán Arteaga
Hay muertes que causan dolor y otras que dan rabia y nos hacen sentir impotentes. En Córdoba los periodistas se están muriendo y en otros casos siendo asesinados o amenazados en medio de la indiferencia de una sociedad atomizada y anestesiada  por el poder privado y oficial, que hoy  se apoderó de los medios de comunicación con graves consecuencias para la sociedad.
En Córdoba han muerto los periodistas Hugo Miranda Tejada, Orlando Benítez Núñez, Joaquín Cantillo,  Luís Guzmán Dumet, Jairo Polo Herrera, y hace dos semanas el colega Roger Olascoaga Maduro. Otros han sido asesinados por cumplir con su deber social o solo para escarmentar al gremio y demostrar ante  la sociedad un poder salvaje y siniestro. Son los casos de William Bendeck Olivella, Oswaldo Regino Pérez, Gustavo Rojas Gabalo y Clodomiro Castilla, cuyos crímenes han quedado  impunes.
Los periodistas en Córdoba se están muriendo o siendo asesinados, sin contar con un salario digno, sin prestaciones sociales, sin derecho a la cualificación profesional, a la salud ni a una vivienda digna. Frente a esto algunos han optado por sobrevivir de las migajas y otros –no todos- se doblegan ante el chantaje o se exponen al desprecio del poder privado y oficial, lo cual no se justifica. Y lo peor, mediante la amenaza subliminal y el escarmiento se ha diezmado y desarticulado al gremio que hoy está sin poder defender éste, que es, “el oficio más hermoso del mundo”.