Ramiro Guzmán Arteaga
Fui
invitado por la Corporación Autónoma de los Valles del Sinú y San Jorge (CVS) a
acompañar a una comisión de expertos y docentes interesados en estudiar el
fenómeno de la aparición de ‘almejas’ o ‘caracuchas’ en la parte baja del río
Sinú, de las cuales fuimos los primeros en hacer público su presencia y a
alertar a la comunidad científica sobre la posibilidad de estar frente a un nuevo
y gravísimo impacto ambiental derivado de la construcción de la hidroeléctrica
de Urrá, como lo es la penetración de la cuña Salina por el cauce del río Sinú.
Insisto
en la necesidad de ser prudente frente a esta eventualidad, por eso se deben
esperar los resultados de los análisis de las muestras de agua y de los
estudios de las especies que oportunamente recogieron los miembros de la
comisión, quienes deberán entregar su informe a la CVS. Sin embargo, a manera
de testimonio personal, de acuerdo a los observado y el diálogo que sostuvimos con
los ribereños, areneros y campesinos, puedo asegurar que la situación es
dramáticamente preocupante. Miles de ‘almejas’ avanzan o se están reproduciendo
desde la zona estuarina, en Bocas de Tinajones, hasta mucho más arriba del
municipio de San Pelayo (Islas Malvinas) e incluso ya se detecta su presencia
en Montería. Además, los ribereños aseguran que ahora están pescando ‘especies extrañas’,
nunca vistas en el Sinú, al parecer de origen marino, lo cual pone en evidencia
un acelerado proceso de penetración de la cuña salina hacia el cauce, y el
valle del Sinú en general, cuyos resultados serían catastróficos, pues podríamos
estar frente a una señal inequívoca de la afectación mortal del Valle del Sinú.
Y a todas estas Urra S.A solo guarda silencio.
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