Ramiro
Guzmán Arteaga
En Montería ha hecho carrera
la planeación de atrás para adelante. Y lo grave es que el gobierno municipal ejecuta
obras porque está empeñado en hacernos creer que es la ciudad del futuro, cuando
todo es apariencia y fantasía, es decir, lo más parecido a una portada de
revista en photoshop.
En el proceso de planeación de una ciudad
pueden existir márgenes de error fundamentados en estudios académicos y técnicos,
pero lo que ocurre en la ciudad evidencia una improvisación con graves y
previsibles consecuencia a futuro, como el estancamiento urbano.
El gobierno ejecuta obras sobre
errores monumentales. Los ejemplos del pasado y el presente saltan a la vista, calles
que no estaban hechas para parqueo y se usan
para eso, caso del ‘Pasaje del Sol’ que alteró la vida de un sector del barrio
La Castellana; escenarios que se construyen sin vías de acceso ni capacidad
espacial para la evacuación, generando caos vehicular, como son los casos del
estadio de futbol, el coliseos ‘Miguel Happy Lora’ y su zona de influencia;
vías que le quedaron pequeñas a la ciudad, como la prolongación de la calle 41;
todo esto acompañado de decisiones incoherentes, como obligar a nuestros
campesinos a descargar sus productos en la terminal de transporte para luego
llevarlos, en sentido contrario, al mercado.
Pero la ‘prenda de la
corona’, de la actual administración, es la construcción de viviendas de
interés prioritario en la zona de influencia de Sierra Chiquita, donde se
evidencia la violación de la ley al modificar arbitrariamente el Plan de
Ordenamiento Territorial para construir viviendas sobre terrenos que son
patrimonio ambiental de los monterianos y Córdoba. Parece que el desarrollo lo planeara
el alcalde Carlos Eduardo Correa sobre la marcha, de viva voz y cuerpo presente.
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