En plena campaña electoral el alcalde
de Montería Carlos Eduardo Correa firmó, el 29 de septiembre de 2011, un acta
de compromiso con los vendedores estacionarios en la que confirmó que no los desalojaría del
espacio público hasta que su administración construya, “entre las calles 35 y
37 con carrera primera y segunda”, un centro comercial. En esa misma acta la Asociación de Vendedores
Estacionarios de Montería, Asoven, se compromete en forma unánime a depositar
el voto a su favor.
Preocupados por el silencio del
alcalde los miembros de Asoven elevaron un Derecho de Petición solicitándole información
sobre el avance del proyecto, para el cumplimiento de la promesa. El alcalde
les ha respondido que se encuentra “realizando las gestiones administrativas en
aras de determinar el sitio donde podrán ser reubicados todos los vendedores
informales ubicados en el centro de la ciudad”, y precisa que, dentro de este
propósito, “ya se inició el proceso de contratación para la elaboración de un
estudio diagnóstico para definir el sitio.”
Lo que se deduce de todo esto es que
en la campaña del alcalde hubo improvisación, falta de planeación, porque este no es un problema que surgió
ahora en su administración sino que viene de mucho antes y por tanto se pudo
visionar; es posible que el proyecto lo tenía consignado en su programa de
gobierno, pero aun así debió socializarlo y demostrar, con soportes técnicos y
estudios serios, su viabilidad para no salir, como ahora, a anunciar la
realización de “estudios diagnósticos”, por cuanto aun no tiene un sitio exacto
para el Centro Comercial. Lo que queda evidenciado es que esta no ha pasado de
ser una promesa de marca mayor, hecha a las volandas, y producto de la
calentura de su campaña.
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