viernes, 14 de junio de 2013

Un grito al vacío

Ramiro Guzmán Arteaga
Nadie se ha dignado explicar el origen de las almejas o ‘caracuchas’ que desde noviembre de 2012 empezaron a aparecer en el Bajo Sinú y que presencié en distintos sitios comprendidos entre la vereda El Campano, jurisdicción de Mata de Caña (Lorica) y Las Malvinas (San Pelayo).
Lo digo porque en dos ediciones de enero, en ‘Al día’, traté de llamar la atención de la comunidad científica para que se  precisara si las almejas provenían del mar, pues de ser así, estaríamos frente a un impacto ambiental de grandes magnitudes ante una eventual penetración de la cuña salina por el cauce del río Sinú. En principio el llamado tuvo eco por cuanto la Corporación Autónoma de los Valles del Sinú y San Jorge, CVS, y la Universidad de Córdoba,  me invitaron a hacer parte, como observador, de una comisión de expertos que tomó muestras para confirmar el origen de esta especie.
Hoy aún no se conocen los resultados de los estudios. No ha habido un pronunciamiento oficial de la CVS ni de la Universidad. Preocupado por la situación, como lo estamos quienes desde 1993 asumimos una posición reflexiva y crítica por la construcción y el impacto ambiental de la hidroeléctrica de Urrá, me he dirigido al director técnico y ambiental de la empresa Urrá S.A, doctor Rafael Piedrahita de León, al igual que al Instituto de Investigación de Recursos Biológicos, Alexander Von Humboldt, esperanzado en que se interesen por el tema y finalmente alguien diga algo sobre el fenómeno. Espero que esta solicitud doméstica, este nuevo grito al vacío, tenga alguna resonancia, porque después de todo, en ese primer intento fallido que hice a la CVS y a la Universidad de Córdoba, me quedó una sospechosa apariencia a falsedad.

 

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