viernes, 14 de junio de 2013

Volver a mirar hacía el Sinú

Ramiro Guzmán Arteaga

Llama la atención el interés que por estos días ha expresado el  gobierno municipal hacia la necesidad de que Montería vuelva a mirar hacia el río Sinú.
 Quienes nacimos y crecimos en medio de esta cultura sinuana y anfibia sabemos que el Sinú no es una simple corriente zigzagueante de agua dulce a la que hay que querer solo por estos días de feria y reinado, sino desde lo ambiental, lo ecológico, lo social y lo cultural.
Es evidente que Montería en los últimos años ha crecido urbanísticamente, pero lo ha hecho de espaldas al río y sin cohesión social. Por eso, para que la ciudad vuelva a mirar al Sinú se requiere de políticas integrales en las que se comprometa el gobierno, la academia, la sociedad civil, los gremios de la producción y el ciudadano de la calle.
El otro problema es la muerte sistemática y silenciosa del Sinú; el río está enfermo, se está muriendo biológicamente, y la responsabilidad es compartida.  Lo está matando la hidroeléctrica de Urrá, es cierto, pero también los hacendados que secan ciénagas para extender  las alambradas de sus propiedades,  los finqueros que  le cambian el cauce a los caños y quebradas que lo nutren para no afectarse por las inundaciones; pero también lo está matando las toneladas de basuras que diariamente vierten los habitantes de los municipios ubicados en su zona de influencia. De modo que salvar el río Sinú no debe obedecer a  la calentura de la jarana de la feria y el reinado, salvar el Sinú es una responsabilidad social que solo es posible, por demás, si se implementan  políticas públicas e integrales desde el gobierno para afrontar el problema. Lo demás es flor de un día.

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