viernes, 14 de junio de 2013

El ambiente en el que vivimos

Ramiro Guzmán Arteaga
Se celebró el 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente. Lo primero que hay que decir es que no se trata de la mitad del ambiente sino del ambiente completo. Ni tampoco de una simple relación entre el hombre y la naturaleza sino de una categoría que requiere cohesionar lo natural, con la cultura, la sociedad, la economía, la política y la ciencia.
Por eso no podemos caer en la trampa de creer que hay que cuidar el planeta y la naturaleza solo para que  otros lo exploten y aprovechen en forma irracional, es tanto como creer que hay que reciclar solo para que las grandes empresas sigan produciendo y contaminando, cuando lo que hay es que exigirle a las empresas que no produzcan material reciclable que contamine. Hay es que cuidar el ambiente en todo su contexto y en beneficio de todos los seres humanos y no de unos pocos empresarios que pretenden dominar el mundo.
En esta dirección Córdoba es un mal ejemplo, aquí los poderosos se roban las ciénagas, desvían caños y quebradas, traen especies exóticas, como la palma africana,  la acacia mangium y los búfalos, especies que acaban nuestra biodiversidad; convirtieron y convierten la biodiversidad  en monocultivos y sabanas, matando de paso la riqueza biológica y haciendo aumentar la temperatura, solo para desarrollar la ganadería extensiva, sin pensar que después de las sabanas vendrán los desiertos.  De modo que una manera de celebrar el Día Mundial del Ambiente es empezar  por convencernos que nuestra riqueza no está  en la ganadería, ni en los caballos de paso fino, ni en el búfalos, ni en los monocultivo, sino en nuestra biodiversidad y en nuestra cultura nativa. Y estas nos pertenecen a todos.

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